Arte Samanta Rched Abugauch

Los animales son la primera temática tratada en pintura por el hombre y durante toda la historia universal, desde los mitos, leyendas, fabulas y cuentos se han utilizado como metáforas para tratar temas de la humanidad. Mis animales representan la naturaleza mas pura e instintiva del ser humano,  al igual que en las fabulas tradicionales los represento como alegoria de la condición humana, son imágenes del inconsciente colectivo poblado por instintos y arquetipos, símbolos universales. 

Con la técnica tradicional de pintura figurativa del oleo sobre el lienzo  hablo de la vulnerabilidad del ser humano, hablo del dolor psiquico y físico de la tensión con las dos cosas mas disputadas de la vida que son, la vida y la muerte, abordando la pintura como disciplina mas allá de la técnica donde las mencionadas imagenes arquetípicas provienen de mis sueños, pesadillas y visiones. Ya que provienen de mi inconsciente trabajo terapéuticamente para decodificarme, tarea que terminan por completar los espectadores al decirme que es lo que ellos ven en mis cuadros.

Trabajo estudiando los animales y sus comportamientos. Los animales a diferencia de nosotros no se piensan a sí mismos, mientras nosotros estamos insatisfechos con nuestra condición de humanos  para ellos la felicidad es el estado en el que se instalan por defecto cuando desaparecen las amenazas de tipo practico a su malestar. La envidiable despreocupación con la que llevan su existencia y la ausencia de razonamiento abstracto es una marca de su libertad mental sin tener ese tenaz malestar que acompaña al hecho de ser humano, donde el retorno de lo reprimido supura luego dolor en preguntas del orden del sentido de la vida y de nuestra existencia.

Buscando dicha libertad mental me sumerjo en la imaginación persuadiendo la realidad, ya que, por mucho que refute la razón, nunca consigue imponerse ante la imaginación, en ese estado de consciencia es donde se desarrollan mi obra. Con un carácter escenográfico, dado por la escala, los presento de manera inmersiva como realidad palpable, las repeticiones como fotogramas de un film se repiten de manera compulsiva hasta el hartazgo de manera obsesiva, como un trastorno en un s”ummum bonum” como ilusión inalcanzable. Busco la más fiel sublimación de mis sueños y pesadillas en mis pinturas, no solo en lo visual sino también en lo táctil lo olfativo lo gustativo, la audición. Es un proceso de cura, pintar me sana todo lo pendiente de la vigilia que ocupa la consciencia alejándome del estado de gracia y comunión conmigo misma, por lo que las pinturas se presentan en formatos grandes, en polípticos de gran altura y cielorrasos, imitando los retablos de una iglesia donde el recorrido por ellos es como una peregrinación al altar, buscando redimirme de mi condición de ser humano, en una comunión con mi consciencia, buscando la belleza , que es la verdad, el edén, que es Dios.

Cuando dejamos de estar en el vientre de mama y entendemos que nosotros somos uno y el mundo exterior es otro entramos en conflicto, entonces vamos creciendo y la tarea de aceptación de la realidad nunca queda terminada, el alivio a esta tensión entre la realidad interior y exterior es un lugar intermedio de experiencia, este lugar libre de ataques cuando somos niños, es el juego. Mi obra es la continuación directa de esta zona lúdica, entre la realidad y el juego, los animales reales y a veces de peluche, recuerdan como objetos transicionales, suaves y mullidos, la edad donde más nos parecemos a los animales, la niñez, los animales fueron los primeros juguetes y es en la niñez donde se genera lo reprimido expulsado de la conciencia que siempre va a reaparecer. 

En mi obra cada animal representa un concepto es una suerte de bestiario donde los animales domésticos, silvestres y domesticados están representando una idea y cada elemento que los acompaña también está cargado con emoción y sentido más allá del material. Aquí, la vida del animal silvestre se convierte en un ideal internalizado del deseo reprimido.